Todo cuanto anheles te será dado,
todo cuanto sientas habrás explorado.
Círculo de luz olvidado en la superficie,
tu centro reclama que retornes.
El medio de la lúgubre noche,
y de tus clementes preguntas,
es que emprendo el vuelo para salvarte,
y entre medio de tus vísceras angustiadas y retorcidas
penetro para sanarte y aquietarte.
Estoy en ti y en todas partes,
no sólo en la superficie de ese círculo luminoso;
en el centro, en lo medio y en los extremos,
en lo exacto e inexacto,
en lo correcto y lo incorrecto,
en el ahora o en la mente,
en cualquiera de las infinitas posibilidades.
Tus miedos congelados se derriten poco a poco,
entonces la inmensidad del Sol luminoso
los evapora desde su esencia.
Y recuerdas nuevamente donde está casa.
Entonces ya nada es importante,
y dejarte llevar por tu destino
te conduce al paraíso
que abandonaste cuando quisiste dejar de ser un niño.
Ahora tranquilo,
porque ya estás en casa,
nada es tan importante,
y si te dejas llevar
las puertas del paraíso se abren de a par y en paz.
Todo lo que quieras...
jueves, 13 de noviembre de 2008
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